Son los metales pesados, sin embargo, los que poseen lo que se conoce como capacidad de bio concentración o bio acumulación. El mercurio es uno de los más peligrosos, dada su capacidad para combinarse con moléculas orgánicas y formar compuestos liposolubles o hidrosolubles. Uno de estos compuestos, el metilmercurio, es lejos el más peligroso para los organismos vivos. Lo es también, por supuesto, el mercurio nativo.
Por esta razón es primordial mantener la dosis de exposición por debajo de niveles permitidos por la Organización Mundial de la Salud para minimizar los riesgos de la población.
En el gráfico se muestra el contenido de mercurio en peces y mariscos. Estos animales es sabido que son excelentes para la dieta humana debido a las propiedades de sus proteínas y grasas (ver por ejemplo ácidos grasos omega 3) pero a causa de la contaminación humana de los ríos y mares, lamentablemente en muchos lugares se han medido niveles excesivos de metales pesados en estos animales. Además del mercurio, los metales pesados más conocidos y peligrosos son el plomo, el cadmio y el talio.
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